"Cuántas cosas por hacer...", fue lo primero que pensé cuando abrí, extrañado, los ojos. Estaba sentado en un taburete de madera, con una camisa de manga larga remangada hasta el brazo y las manos metidas en el lavamanos lleno de agua... Teñida de rojo, el rojo de mi sangre, que manaba de dos profundas heridas abiertas mis muñecas. ¿Qué demonios había pasado?
Mis pensamientos fueron interrumpidos por un repentino apagón.
Al volver la luz, ya no estaba solo en el baño.
Una figura alta, tanto que casi rozaba el techo, se hallaba detrás de mí; una capucha oscurecía su rostro, de tal manera que imposibilitaba la visión de su faz. Una mano esquelética y blanca como el hueso empuñaba una guadaña casi tan alta como la criatura... Como en tantas películas de terror que había visto. Aquello era la Muerte. Sabía los motivos por los que había venido en mi busca, mas no recordaba nada de lo que me había pasado. ¿Suicidarme, yo?
-¿Qué? ¿Ya no te gustaba la vida?-la inmensa criatura se sentó sobre el váter, clavó su enorme guadaña en el suelo, sacó de entre sus desvencijados y negros ropajes una amarillenta libreta y miró hacia mí o, al menos, levantó la capucha de manera que veía el negro abismo bajo su capuchón como si me estuviera mirando-. ¿Cómo te llamas?
Caí del taburete de la impresión y me di contra el lavamanos.
-Tranquilo, les pasa a todos. ¿Serías tan amable de decirme tu nombre?
Su voz tenía la misma textura que la lija al raspar la madera.
Intenté articular mi nombre, pero las palabras no llegaban a mi boca. Tampoco cómo me llamaba.
-Madre mía, cada vez los hacen más tontos-se incorporó, tomó mis brazos y miró las heridas-. Vale, miraré en la categoría de suicidas...-las soltó con desdén y volvió a sentarse, desplazando su dedo sobre las amarillentas páginas-. ¡Lo tengo!
Al llegar a la "categoría", comenzó a mirar los nombres, raspando el papel con el hueso de su falange, proyectándose en mitad del aire imágenes de personas que, supuse, se suicidarían o se habían suicidado ya. En ninguna de las que proyectó vi mi rostro.
-Qué raro... No sales en lista-volvió a mirarme-. Tendré que llevarte con el Superior, a ver qué nos dice. ¡Te va a encantar! ¡Es de lo más majo que te puedas encontrar en esta vida! Bueno... ¡Más bien, muerte!-soltó una carcajada y, con la velocidad del rayo, guardó el extraño listado, agarró su famoso dalle, apresó mi brazo y golpeó dos veces el suelo con la parte de madera de su arma.
Jajajaja I LOVE IT! Me encanta el título de esta nueva serie, me encanta la ligereza de un tema tan duro, me encanta la forma de contarlo, y me encanta (por ahora) la simpatía de la muerte.
ResponderEliminar¡Espero que haya más partes!
¡Saludos!
EliminarMe alegra que te guste :) ¡Y espero que te siga gustando!
Esta historia es un poco más loca y menos seria que Planeta de Arena; actualmente, todo lo que hay sobre ella es lo que has leído... Es decir, hecha para el blog, por lo que los cortes serán menos bruscos que con PdA y estarán más conectadas las partes entre sí... Ahora solo me falta alargarlas un poco más, pero todo con el tiempo se consigue :).
¡Gracias por leer y comentar!
Por fin me entero de lo que significa PdA!! Pensé que se desvelaría con el paso de la historia, pero me alegra saberlo antes!
EliminarY en cuanto a esta historia, estoy deseando leer más. Parece divertida, desenfadada y con mucho gancho!