27 de junio de 2011

Conversando con la luna (I)

Y avanza el tiempo, inexorable...
Ya no recuerdo cuándo fue la última vez. Fue hace bastante... y quedó dicho que nunca más. Pero claro, del dicho al hecho hay un trecho que no soy capaz de atravesar.
Cuántas veces irán ya... intentar y fracasar, intentar y fracasar... ¿Acaso no me he cansado ya de perder tanto dinero en esta mesa de póquer?
Siempre es igual. Te reparten tus cartas y parece que tu mano tiene posibilidad de llevarse lo apostado... te lo terminas jugando todo cara a cara con tu rival directo en juego y, finalmente, el bote se lo lleva él porque su escalera es más alta que la tuya... Te han sacado de la mesa y del torneo, ¡adiós, chaval! ¡Más suerte la próxima!
Pero en la próxima tampoco mejora. Ni en la siguiente. Ni nunca...
Te llegas a plantear si de verdad alcanzarás aquello que un día viste. "Un ángel", llegaste a decir. Lo que pasa es que no sabías que terminaría siendo uno de tus mayores sufrimientos...
Nunca llegarás a decirle un te quiero, o un te amo. Por el simple hecho de que en tus planes no habías introducido la posibilidad de que no ofreces lo que busca... y ahora sufres las consecuencias. Volviste a meter la pata, incumpliste lo que dijiste y ahora no sabes cómo salir...
Vaya preparando la morfina, doctor, que cierto corazón necesita ser reparado y no encuentra otra forma de ser aliviado que escribiendo palabras en fragmentos de una especie de diario...