18 de marzo de 2015

Nostalgia (PdA, parte IV)

... Se quitó la mascarilla y extrajo los conductos de aire de la botella gastada, apretando con el pulgar contra la boquilla de salida del aire para evitar que se metiera la arena en suspensión, desacopló el filtro-compresor de la bombona llena y le introdujo el sistema de respiración con la mano libre. A continuación, se colocó de nuevo el respirador y cogió aire varias veces para comprobar que siguiera funcionando correctamente a la par que ponía a funcionar el dispositivo de “purificación de aire” en el nuevo tanque. Todo en orden.
         Finalizado el proceso, llevó las botellas al pie de la escalera (donde había dejado el resto de sus pertenencias) y comenzó con la organización de los objetos.
         Colocó en el primer escalón el machete y la escopeta, recolocó los objetos dentro de la mochila de manera que quedaran uniformemente repartidos y, sobre ellos, metió a presión el saco de dormir. A los lados de la mochila ajustó las correas para que quedaran bien sujetos los tanques y no resbalaran con el movimiento al caminar. Cuando hubo terminado, se lo colocó todo a la espalda, con cuidado de no desconectar los tubos que le proporcionaban aire. Por último, el machete a la cadera y la escopeta colgando del hombro. Estaba preparado para emprender de nuevo su viaje a ninguna parte.
         Salió de la casa y la dejó atrás sin volver la vista al camino que dejaba tras su paso. Unos pocos minutos más tarde, la densa arena en suspensión se encargó de no dejar ni rastro de la presencia del hombre que había estado allí.

         No sabía cuántos días había estado caminando por aquella angosta carretera, pero al ver el cartel que indicaba la llegada a una pequeña ciudad sintió un pequeño, muy pequeño alivio, pues sus reservas de agua y de comida estaban a punto de desaparecer, a pesar del cuidado que había depositado en el control del consumo, un estricto, a la par que necesario, racionamiento, con el propósito de estirar lo máximo posible la duración de los víveres…
         La nostalgia le hizo recordar los supermercados. “No te hagas esto, no vas a conseguir nada”, se decía a sí mismo cada vez que volvía a recordar un pasado en el que algo tan básico como el comer se daba por sentado.

         No podía evitarlo. ¿Quién iba a pensar en que iba a ocurrir esta catástrofe?...

2 comentarios:

  1. ¿¿Pero qué catástrofe ha pasado?? Madre mía. Cada día me dejas con aún más ganas de saber qué pasa en esta historia. Eres como Sherezade en las "Mil y una noches" ;)

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  2. ¡Hola!

    Perdona por no responderte ayer, estuve demasiado ajetreado jaja. ¡Lo siento!

    Bueno... No prometeré que se desvelará en las próximas entradas porque la historia está hecha ya, pero... En mi mente está todo jaja. Lo que estoy publicando es sólo una parte de lo que quiero llegar a hacer con este "mundo" que ha nacido...
    Pero al igual que te digo que no se desvelará, sí que tengo ideado ya cómo se ha desatado todo. Pero es algo mucho más denso y, actualmente, no tengo todo el tiempo que me gustaría dedicarle a una cosa que quiero ir muy despacio y mimar mucho...

    ... Sherezade era mucho mejor que yo contando historias :P.

    ¡Gracias por pasarte, leer y comentar! :)

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