19 de marzo de 2015

¡Feliz día del padre!

He intentado comenzar esta entrada unas cuantas veces y no sé qué decir.
No es que no haya nada que comentar... Al contrario. Hay muchísimo que escribir.
Tampoco es que no haya nada que agradecer... En absoluto, pues no hay nada que sea lo suficiente en este mundo para darle las gracias a mi padre por todo lo que ha hecho por mí.

Cuando apenas medía un palmo, siempre estuviste conmigo.
Todavía tengo en mi recuerdo algunas imágenes inconexas de momentos de mi vida que pasamos juntos... Las risas, los juegos... Hacías lo imposible por cuidar mis pasos... Y aún a día de hoy lo sigues haciendo.

En mi memoria todavía palpitan las cosas que hacíamos juntos cuando apenas comenzaba a hacer el uso de mi razón... Aún todavía siento muy vivos los paseos de tu mano los domingos por la mañana, las cintas VHS de dibujos animados que siempre comprabas... ¡Eran tantas que hasta tuviste que comprarme una estantería para colocarlas todas! Recuerdo cuando me intentaste enseñar a ir en bici (con pésimos y catastróficos resultados, todo hay que decirlo)... Compraste una baca solo para poder llevar aquella bicicleta (que en aquel entonces me parecía enorme) a un sitio llano donde pudiera aprender... ¿Qué no hará un padre?

Ha llovido ya mucho desde aquel entonces, pero eso no significa que hayas dejado de hacer cosas por mí... Era solo para que supieras que todavía siguen presentes en mi vida todos los consejos que me has dado a lo largo de los años, la paciencia que tuviste para meter en vereda a un niño cabezota como el que fui y sigo siendo...

Lo que soy hoy en día, lo soy gracias a ti. Y un poquito gracias a mamá, vamos a admitirlo. Es broma.
Gracias a los dos (aunque sea el día del padre jaja) por guiarme por el camino adecuado y darme los valores por los que me rijo...

Feliz día del padre, papá. Te quiero.

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