15 de marzo de 2015

Cambio de aire (PdA, parte III).

... Todavía sentía muy vivo el recuerdo.
La sangre salía a borbotones de su garganta. Tras su máscara se podía adivinar la sorpresa del fatídico golpe, de sentir los brazos de la Muerte rodeándole tan pronto. El perseguidor llevó una de sus manos a donde la carne se había separado y cayó, sin fuerzas, sobre sus rodillas. Fue apenas unos segundos más tarde cuando soltó su último y ahogado aliento y su cuerpo hizo crujir las ramas muertas y levantó el polvo del suelo al abandonarle la vida, dejando caer el arma que instantes antes había disparado contra él. Luego, sin miramientos, el hombre registró el cadáver y las pertenencias del perseguidor para seguir huyendo. Era imposible saber si aquellos locos se consideraban lobos solitarios o iban en una manada… Una manada feroz y sin escrúpulos contra la que no podría hacer nada.
         Lamentando ésta y otras múltiples cosas horribles que había tenido que hacer en los últimos tiempos, bajó las escaleras, mientras controlaba en el regulador la cantidad de oxígeno que le quedaba en el tanque de oxígeno. Tenía que cambiarla.
         Había decidido esconder la otra bombona en un lugar a parte; el agua, la comida y las armas eran importantes, pero el oxígeno se había convertido en uno de los bienes más preciados, y él contaba con un pequeño invento que le permitía llevar dos botellas de oxígeno y no estar cargando, como tantos otros, con carros llenos a reventar de recipientes de oxígeno.
         La simple invención era un sencillo filtro incorporado al trasvasador de aire que le permitía al tanque rellenarse sin dejar entrar el polvo, con un pequeño compresor acoplado que empujaba hacia el filtro el aire. Era un proceso lento, pero con la autonomía de diez horas que le proporcionaba cada botella podía permitirse la duración de la recarga.

         Al llegar a la cocina, se arrodilló ante el fregadero y extrajo del armario que había bajo él la otra botella de oxígeno que poseía. Comprobó en el manómetro que se hubiera rellenado sin problemas… Sí, la presión indicaba que se había recargado. Detuvo el aparato, cogió aire para respirar el menor tiempo posible el polvo y comenzó el cambio de tanque...

3 comentarios:

  1. Madre mía, que horror no poder ni respirar... Intrigada me dejas con la cuarta parte!!

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    1. ¡Hola!

      Sí... La verdad es que me pasé con los pobrecitos supervivientes jaja

      Como siempre, muchas gracias por leer y comentar. ¡Un saludo! :)

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  2. ¡¡Hoy llega la cuarta parte (si no me equivoco)!! ¡Que impaciencia!

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