... Todavía sentía muy
vivo el recuerdo.
La
sangre salía a borbotones de su garganta. Tras su máscara se podía adivinar la
sorpresa del fatídico golpe, de sentir los brazos de la Muerte rodeándole tan
pronto. El perseguidor llevó una de sus manos a donde la carne se había
separado y cayó, sin fuerzas, sobre sus rodillas. Fue apenas unos segundos más tarde
cuando soltó su último y ahogado aliento y su cuerpo hizo crujir las ramas
muertas y levantó el polvo del suelo al abandonarle la vida, dejando caer el
arma que instantes antes había disparado contra él. Luego, sin miramientos, el
hombre registró el cadáver y las pertenencias del perseguidor para seguir
huyendo. Era imposible saber si aquellos locos se consideraban lobos solitarios
o iban en una manada… Una manada feroz y sin escrúpulos contra la que no podría
hacer nada.
Lamentando ésta y otras múltiples cosas
horribles que había tenido que hacer en los últimos tiempos, bajó las
escaleras, mientras controlaba en el regulador la cantidad de oxígeno que le
quedaba en el tanque de oxígeno. Tenía que cambiarla.
Había decidido esconder la otra bombona
en un lugar a parte; el agua, la comida y las armas eran importantes, pero el
oxígeno se había convertido en uno de los bienes más preciados, y él contaba
con un pequeño invento que le permitía llevar dos botellas de oxígeno y no
estar cargando, como tantos otros, con carros llenos a reventar de recipientes
de oxígeno.
La simple invención era un sencillo filtro
incorporado al trasvasador de aire que le permitía al tanque rellenarse sin dejar
entrar el polvo, con un pequeño compresor acoplado que empujaba hacia el filtro
el aire. Era un proceso lento, pero con la autonomía de diez horas que le
proporcionaba cada botella podía permitirse la duración de la recarga.
Al llegar a la cocina, se arrodilló
ante el fregadero y extrajo del armario que había bajo él la otra botella de
oxígeno que poseía. Comprobó en el manómetro que se hubiera rellenado sin
problemas… Sí, la presión indicaba que se había recargado. Detuvo el aparato,
cogió aire para respirar el menor tiempo posible el polvo y comenzó el cambio
de tanque...
Madre mía, que horror no poder ni respirar... Intrigada me dejas con la cuarta parte!!
ResponderEliminar¡Hola!
EliminarSí... La verdad es que me pasé con los pobrecitos supervivientes jaja
Como siempre, muchas gracias por leer y comentar. ¡Un saludo! :)
¡¡Hoy llega la cuarta parte (si no me equivoco)!! ¡Que impaciencia!
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