29 de abril de 2015

Personita especial

Todos y cada uno de nosotros tenemos una persona especial en nuestra vida.
A veces se hace de rogar para llegar, y su venida parece no hacer acto de presencia. Otras veces está ante tus ojos y ni siquiera lo notas. De una manera u otra, todos tenemos una persona especial.
A mí me ha tocado vivir el primer caso. No es un contra, para nada. Lo que tarda en llegar tiene ese regusto a triunfo, esa sensación de "por fin", que te eleva a las nubes y te hace vivir en una felicidad que, si no es eterna, roza la eternidad.
Y una vez llega... Miras el camino recorrido, y te das cuenta de que ya no hay zarzas en el punto en el que te encuentras. De repente, sin más, hay todo un camino lleno de rosas que te acoge con su perfume y te invita a disfrutar de cada paso que des en adelante.
He tenido la suerte de que mi personita especial, a pesar de demorarse (a veces creo que a posta, para que la valore más), ha convertido mi vida en algo maravilloso.
Siempre me da su apoyo, demuestra entusiasmo en cada una de las cosas que le comento, me da absolutamente todo. Y yo, egoísta y mimado, siempre le exijo más y más... Y ella siempre da más y más, sin pedir nada a cambio. Simplemente da.
Me encanta su sonrisa. Cuando sonríe se para el mundo, así de claro. Y cuando me mira con esos ojitos... A veces con enfado cuando la hago rabiar, a veces con una ternura infinita... Ambos (por fortuna), para mí, al completo.
No tengo más para darte que todo esto que siento por ti, y nunca podré agradecerte que cada día pueda contar contigo, para lo que sea... Gracias por escogerme a mí de entre tantos seres humanos que hay en este mundo para seguir la ruta que marcan nuestros pasos.
Te quiero.

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