Su despertar fue un
sobresalto, una sensación de caída al abismo.
Incómodo, se revolvió dentro del
maloliente saco de dormir, levantando el polvo del suelo de madera sobre el que
había decidido dormir la noche anterior. Si es que existía aún la noche, claro
estaba. No se puede saber algo que no se ve.
El cielo ya no existía. El sol, la luna
y las estrellas habían sido totalmente cubiertos por una nube de densa arena que cubría por completo
el planeta… Tan densa que era capaz de crear una completa oscuridad que se
había adueñado del planeta azul, condenando a la luz del sol al eterno olvido;
se hacía imposible respirar sin una bombona de oxígeno a la espalda y el
correspondiente respirador pegados a la nariz y boca.
El agua… Lo que más costaba era
encontrar agua que no fuera fango. Las ya incontables presas a las que había
ido con la esperanza de encontrar una
gota que beber parecían más un desierto que una reserva. Hacía tiempo ya que el
agua no fluía por las inmensas tuberías, seguramente sedimentadas al intentar
arrastrar tamaña cantidad de polvo junto con el líquido de la vida. Y qué decir
de las costas… Mares y océanos habían sucumbido ante un infinito desierto que
unía toda la corteza en un interminable, único e insufrible continente…
Miró su sucio reloj de pulso, más por
una romántica costumbre que por verdadera necesidad… Aquel reloj marcaba más la
nostalgia de tiempos pasados que la verdadera hora… Hacía bastante que los
números que señalaban las manecillas habían dejado de tener sentido.
Tras pasarse un rato mirando el
mecanismo sin moverse, tomó la decisión de incorporarse, salir de su saco y
comenzar la labor de ponerse en marcha, mientras a su mente volvían, como a
cada despertar, los recuerdos de su vida, no tan lejanos como realmente le
parecían ahora.
Taladraban su cerebro las imágenes de
su rutina: niños en el vecindario, dormidos, de camino a sus escuelas, padres y
madres apresurándoles para no llegar tarde… Gente normal, con sus estresadas
vidas… No gente que matara a otra gente.
Oh, sí… Echaba mucho de menos la
civilización. Desde que había comenzado aquella locura, todo lo que se daba por
sentado se esfumó sin previo aviso: la desesperación y el caos se adueñaron de
las ciudades como una epidemia mortal y en apenas unas horas todo rastro de
humanidad había desaparecido como la pólvora...
¿¿Cómo continúa?? ¿Qué le pasó al planeta? ¿Qué pasó con el protagonista? ¿Qué le pasará ahora? No irás a dejar esto así...¿verdad?
ResponderEliminar¡Hola! ¡Gracias por comentar!
ResponderEliminarLa historia seguiré publicándola poquito a poco e iremos descubriendo más de ella, no te preocupes que esto no queda así jaja . ¡Solo un poco de paciencia! :) Mi intención es subir dos pedacitos a la semana para que no se haga cansino y que deje ganas de seguir leyendo.
¡Muchas gracias por leer y comentar, Soñadora! ¡Espero que te siga gustando! n.n.
Creo que no sere la primera en pensar " buaa!!!". En serio es una historia que engancha desde las dos primeras palabras. Da gusto ver que todavia haya personas que con tan poco te pongan los pelos de punta. Desde el primer momento me he sentido como si estuviera junto al protagonista d esta historia.
ResponderEliminarCreo que no sere la primera en pensar " buaa!!!". En serio es una historia que engancha desde las dos primeras palabras. Da gusto ver que todavia haya personas que con tan poco te pongan los pelos de punta. Desde el primer momento me he sentido como si estuviera junto al protagonista d esta historia.
ResponderEliminar¡Muchas gracias!
EliminarMe alegra mucho que te haya gustado la historia, ¡espero que la sigas disfrutando! Mi intención es que entretenga y con comentarios así se proporciona mucho ánimo :) .
¡Un saludo y muchas gracias por leer y comentar!