25 de marzo de 2015

Tristeza (PdA, parte VI)

... Delante del hombre había una escalera de caracol que ascendía al segundo piso y un pasillo al lado de ésta que hacía un quiebro hacía la derecha; a su izquierda, un cuarto de estar con una polvorienta televisión que colgaba de la pared y un sofá marrón debido a la arena. Se internó en el pasillo y encontró la cocina, que registró a fondo. Al menos, se hizo con algo de comida, la cual guardó en la mochila antes de que el rugido de su estómago le hiciera caer en la tentación de saltarse el duro racionamiento autoimpuesto.
         Subió al segundo piso y sólo halló un par de habitaciones. Ni rastro de agua, pero podría pasar la noche sobre un colchón… Un pequeño consuelo.
         Se metió en la primera de las habitaciones, llevó a cabo el cambio de tanque de oxígeno, puso la recién usada a recargar y la escondió en la parte superior del armario, colocó la mochila tras un sillón que había en una esquina y se dirigió al segundo cuarto.
         Se llevó la sorpresa de que no era otra habitación, sino un pasillo con unas empinadas escaleras. Su esperanza de encontrar agua aumentó a pasos gigantes.
         Las subió con la máxima rapidez que pudo y abrió la puerta que había al final de ellas. Al abrirla, no sin esfuerzo, vio uno par de cisternas con sus respectivas tapas. “Por favor, que no se haya colado arena…”.
         Forcejeó con la tapa, que o era muy pesada o él estaba muy cansado. Tras varios intentos de levantarla, oyó un pequeño crujido y, a continuación, cedió. Casi con miedo por llevarse una decepción, asomó su cabeza al interior. ¡Había agua! Volvió a tapar el bidón y bajó corriendo a por sus botellas de agua para rellenarlas.
         Mientras subía, le dio por pensar en el agua que quedaría para consumo humano en el mundo. El paso deceleró, pesimista. Alcanzó la azotea.
         ¿Cuánto tiempo de vida le quedaba?
         Había pasado los últimos meses, quizás años, de su existencia sin hacerse esa pregunta. ¿Cuánto tardaría en llegar el momento en el que se quedara definitivamente sin agua? ¿Cómo era morir por falta de agua? Imaginó su cuerpo, ya malnutrido a pesar de la fortuna que acudía en su ayuda cada vez que se veía a punto de quedarse sin recursos… ¿Cuánto soportaría la cuerda floja en la que andaba?...

2 comentarios:

  1. ¿Cómo se llama el protagonista? ¿O no tiene nombre? Cada vez siento más empatía por él, aun sin saber ni quien és.
    Sigue con la historia, que ahora ya no puedo quedarme sin saber más. :)

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    Respuestas
    1. Paciencia... Jeje.
      ¡Me alegra haber conseguido que el personaje conecte contigo!
      El desenlace cada vez está más cerquita... Aún queda camino, pero cada vez menos...

      ¡Un saludo, gracias por leer y comentar!

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